Bendigo Tepic tus tardes silenciosas de invierno, por las que corre como un niño travieso el sol a acostarse temprano. El grito…
Mi amigo Samuel
Bendigo Tepic tus tardes silenciosas de invierno, por las que corre como un niño travieso el sol a acostarse temprano. El grito estridente y pueblerino del silbato del ingenio, el tañer claro de las campanas de catedral y el ligero movimiento del viento que peina y despeina los árboles de la plaza. El paso multicolor de los indígenas y los alegres tonos de la ropa de tus rancheros. El alborozo de los niños que gritan algo de cuadra a cuadra y la risa pícara de los transeúntes. La presencia siempre acompañada de Samuel. Al que la burla popular ha consagrado…